Ya podrán sonreír, e ir a llorar bajo el jardín.
se ofuscan por la manera
en que las flores rescatan sus tallos?
se intimidan por los resonares de su vulva ya fracturada?
células que se envuelven,
en el papel de los vientos blanquecinos,
troncos que suelen llorar solo con sentir
un leve rechazo de amor,
son tan sensibles,
que ya ni pueden hacer frotar sus largas ramas,
piensan que si fueran como dos lombrices,
podrían recurrir al fin.
o simplemente con inyectar su veneno
podrían dejar caer sentidos,
soplan las angustiosas noche,
que no dejan dormir entre botones,
usan lánguidos argumentos,
pensando que así podrán sanar cicatrices,
las hojas ya no dan con la tinta de color,
ahora quieren volar...
como algún día lo hice yo, y mi maletín de sonrisas, y sueños involucrándote en cada uno de sus pensamientos, pero en fin los maletines suelen cerrar sus cerraduras, y así yo podré cerrar este grandisímo rojo, acá adentro, y tallar en los árboles el nombre de aquel amor que un día resonó con pinceladas de horror, este corazón.
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