martes, 14 de septiembre de 2010

Tu pierna tan desorientadora,
tan infinita,
tan inverbe,
tan tú.

Ayer me volví a acordar de ti.
No me asusta verte de nuevo,
no me sorprende tu torpeza,
ni tu desvergüenza.

Pero ayer me acordé de ti,
nunca me olvidé de ti.

En volá de juegos nos confundimos,
más yo,
que cagué ,
¿y tú?

No me hablas,
no me respondes,
nunca lo hiciste,
y ahora vienes como lacra.

Hasta tratarte mal me asusta.

Mi torpeza

Los tomates tienen su momento,
pero me lo comí verde,
me lo comí mal,
sin aceite y sin sal.

Son rojos, quizás naranjas,
rosado asqueroso, repugnante falsedad,
me da asco su voz fingida aparentemente real.

El jugo y juego me perturban,
parece fácil el camino aceitoso y desfigurado,
me penetra la idea de hacerlo sin condón,
sin prevención, sin un parche o algo que me proteja
de sus encantos falsos,
no creo.

Asco,
pies en la tierra.

Desorden,
caca en tu ojo.

Choclo amarillo,
lechuga verde y mentiras negras.

Caigo, profundo,
pero puedo salir con un salto,
los tomates se vuelven agua,
y el verde me asfixia.