sábado, 11 de septiembre de 2010

Arañas de rapiña

Era de esas mañanas sin salida, abrí la puerta del costado derecho, mi hermana gritaba eso fue lo que me despertó, era monstruoso, me lavé tres veces la cara y con jabón pero seguía ahí y mi hermana también, pero ya en pánico, sentí la parálisis más terca de mi vida, sabía que tenía que matarla, pero era espeluznante, me aterrorizó, desde ese día no volví a mi casa.

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